viernes, 19 de septiembre de 2014

LA CARTA- PABLO VALLES


Mi amigo, el cantautor valenciano Pablo Valles ha rescatado un antiguo poema mío, La carta, perteneciente al libro "Cabos sueltos" y ha hecho una magnífica canción que pronto grabará. En una entrañable cena con otros no menos entrañables amigos, tuvo la deferencia de interpretarla y esta grabación es la prueba. No miento si digo que es la primera vez que alguien toma un poema mío para una canción -hubo algún intento que no fructificó-, lo cual me emociona sobremanera, no solo por el hecho en sí, sino por la belleza de la canción de Pablo que hace bueno al poema. 


LA CARTA

He llegado a Finisterre
para olvidar el tiempo de las preguntas,
ése en el que hubiera indagado sobre las mareas,
sobre el particular azul de estas aguas,
y solo aspiro a ser una ventana
atravesada por un viento sin nombre
que suene al rozar a su paso
el borde de mis costillas.

Puede que alguno de estos días me asome
al vértigo de un acantilado
y como un científico o un turista
curiosee en sus profundidades,
pero hoy soy un ignorante en las rocas
al que no importa el porqué del aire;
una especie de niño a la inversa,
más cerca del fin que del principio.

En el punto más occidental de Europa
he armado de corazón mi cerebro
y me convierto en un umbral que separa
lo incomprensible de dos océanos:
a un lado el intenso Atlántico,
al otro el mar que me conforma,
y juro que no daré ni un paso
para entender sus tempestades.

Nada más quiero escuchar el simple
rugido del agua al romperse
y contar a quien me pregunte
que, a pesar del abrigo que llevo,
escucho su idioma desnudo,
envuelto en la niebla y la lluvia.

Ya no es momento de preguntas,
he cruzado un meridiano;
alcancé el fin de la tierra
y un continente queda a mi espalda.
La luz pasa a través de mí, ahora,
 como por el ojo de una aguja.

Y, a medida que avanza esta línea
que leerás dentro de unos días,
pienso que la felicidad es una mujer
que recoge conchas en la playa,
fascinada por colores y formas
para los que no busca motivos.

 Cabos sueltos (Diarios de Helena,2003)