LA
NIÑA
El policía le preguntó si le ocurría
algo. Ella, aferrada a una farola, le dijo que iba con su padre y se había
perdido. Con el tono condescendiente que se utiliza con los niños para
ganárselos, el agente le prometió que si lo acompañaba a comisaría, él mismo se
encargaría de localizarlo, pero ella se negó. “Me tiene dicho que si me pierdo no me mueva
del lugar, que él ya me buscará”. Optó por registrarla, y en un bolsillo del abrigo halló lo que al tacto
parecía una tarjeta y resultó ser una estampa de la Virgen del Carmen, con una
etiqueta pegada en el reverso. Tras leer lo que llevaba escrito, le propuso dar
un paseo por la ciudad en el coche de la luz azul, y señaló la unidad en la que
le esperaba el otro compañero. Ella miró hacia donde le indicaba y, abriendo
mucho los ojos, le preguntó si pondría la sirena. “Por supuesto”, contestó él. Sólo entonces se soltó de la
farola y cogió la mano que le ofrecía el hombre. Después de ayudarla a entrar
en la parte trasera del coche, miró la estampa de la Virgen y, dándole la
vuelta, leyó otra vez lo que ponía en la etiqueta: Agripina Escribano Ariza. 71 años. En caso de perderse, llamen a alguno
de estos teléfonos. Y tras los números, una lacónica frase: Enferma de Alzheimer. El agente se sentó
junto al conductor y cerró la puerta. Aún no se había puesto el coche en
marcha, cuando empezó a sonar la sirena.
Ganador Premio Fundacion Derechos Civiles 2009
Ganador Premio Fundacion Derechos Civiles 2009
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