VERDE
El hombre del pueblo describió las hojas como de color verde laguna. Al evocarlas en su novela, el escritor las definió “verde esmeralda”. Cuando se hizo la película basada en aquella historia, el director pidió que los actores que aparecían bajo el árbol vistiesen ropa que combinara con el verde Hawai de las hojas. Los trabajadores que de madrugada recogieron los decorados, malhumorados y somnolientos, las veían verde oscuro. Ya nadie se acuerda de aquello, pero el árbol permanece en su sitio. Ha visto engrosar la corteza y creció algunos centímetros. Aferrado sin mérito al suelo, recibe agradecido la lluvia, se balancea con la ventisca y da sombra a quien se le acerca. No sabe que inspiró un libro o que ha aparecido en el cine. De ser un hombre diríamos que es de esa clase de sabios que ignoran los adjetivos que nombran cada verde que posee.
2 comentarios:
A partir de hoy el verde pasa a ser uno de mis colores preferidos. Un saludo.
Con textos como éste, me temo que "El sitio justo" es el libro que necesito. Aún estoy muy verde...
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