martes, 11 de agosto de 2009

AMADA REGINA (JOAN MARGARIT)



En todas las ciudades buscó siempre
un hotel que llevara el nombre de ella.
El Regina de Roma y su fachada
severa y gris, fascista, de granito.
El Regina de Londres, frente a un parque
tristísimo al crepúsculo. El Regina
con las piedras negruzcas de Bruselas.
El cálido Regina de París,
junto al «quai» solitario de barcazas.
El Regina y su zócalo de moho
lamido por las aguas oscuras de Venecia.
Y cuando ella murió, y él no viajaba ya,
el último Regina, en el bullicio
del centro, en Barcelona,
le acogió con sus gélidos espejos
y con su delicada marquesina
de hierro y de cristal en la calle Bergara.
Regina amada, hoteles y mujer:
algunos negros bultos en la noche,
la caldera encendida y los neones
de tu nombre, violentos de tanta soledad.
Ciudades que están llenas de imprevistos
hitos de amor.

2 comentarios:

kawligas dijo...

Soberbio poema

pablo dijo...

hola rafael,

soy pablo m., el tipo que presentó "Stradivarius rex" junto a j. v. rojo en fnac (abril).

te agradezco mucho que me hicieras llegar a través de j. v. rojo tu libro ("El sitio justo"). me lo pasó antes de verano y lo he leído ya un par de veces. un libro bueno, muy bueno.

quisiera, en señal de agradecimiento, enviarte un libro mío; intentaré hacerme con la dirección exacta de tu trabajo para remitírtelo; rojo me ha dado alguna pista

por ahora, gracias de nuevo (aunque sea tarde) y enhorabuena por tu libro
un saludo,

pablo