jueves, 6 de noviembre de 2008

ANA PÉREZ CAÑAMARES

A Ana no la conocí en Valencia, aunque estuvo a mi lado. Me explico. Ella presentaba su poemario, La alambrada de mi boca, en la Feria del libro, y yo esperaba en la misma mesa, al lado, para presentar el mío. No hablamos, apenas nos miramos, pero cuando oí sus poemas -en la medida que podía oír, dado los nervios que se tienen antes de presentar un libro-, supe que aquel libro me gustaría. Por fin una poesía escrita para humanos. Por definición, no rechazo ningun tipo de poesía, pero no me gusta aquella que para que te llegue necesitas al menos tener dos carreras universitarias y en la que lo más importante -más que lo que cuenta- es el lenguaje. Vuelvo a decir que respeto a poetas y poemas, pero también insisto en que hablo de lo que me gusta. Creo que hay poesía que sólo un muerto, en caso de que pudiera volver del más allá, nos podía explicar de que va. Y eso es justo lo que no tiene el libro de Ana. O por decirlo de otra manera: su poemario está lleno de proximidad, de actos y sucesos con los que cualquiera nos podemos identificar, y que están contados de una manera cercana, limpia, sin artificios literarios. Sin embargo, no por eso sus poemas carecen de rigor y profundidad. Hacía años que no me emocionaba con un poema, y eso me ha sucedido con este libro. Maravillosos los poemas que dedica a su madre y a su hija. Pero no menos memorables esos en los que habla del transcurrir cotidiano, de la rutina diaria y de los amigos. También del miedo, de los adioses y del amor. No trato de hacer critica literaria, pues no sirvo para ello, pero sí me gusta recomendar a mis amigos los libros que me han conmovido. Este es uno. Se llama La alambrada de tu boca -bonita referencia a uno de esos aparatos dentales- y lo ha escrito Ana Péres Cañamares. Lo ha editado Baile del Sol (una interesante editorial canaria) y podéis encontrarlo en cualquier librería puesto que esta editorial tiene una muy buena distribución. Y ahora, sí. Curiosamente, estando a más de trescientos kilómetros de Madrid, donde reside, puedo decir que que conozco a Ana. Iba a colgar un poema suyo titulado Si dijera, que me parece especialmente carnal y hermoso, pero dado que he visto que está ya puesto en algún blog de la red, he elegido otro, no menos bello y emocionante. Por cierto, su blog El alma disponible, lo tenéis en mis enlaces, por si os interesa conocer más de ella.

GENERACIONES

Antes de morir, mi madre dijo mamá ven
mientras me miraba sin verme;
yo dije mamá quédate
abrazando su cuerpo diminuto
envuelto en pañales y olor a talco;
mi hija dijo mamá, no llores
y me acarició la cabeza consolándome.

Cuando mamá murió, durante unos segundos
no tuvimos claro los lazos que nos unían
no supimos quién se había ido
y quién se había quedado
ni en qué momentos de nuestras vidas
estábamo viviendo
o muriendo.




3 comentarios:

Space Woody/Jagger dijo...

Tomo nota, exquisita, si, para humanos.

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Rafa:

Es verdad, como lector así lo creo, que la poesía de Ana está bien trabada. Une precisión y misterio, la magia de lo cotidiano y la crudeza, el temblor de lo inevitable. Cala. Empapa.

Tu manera de decir es muy reveladora de tu inequívoca vocación. Me alegra que seas tú hoy el que justo reconoce en poemas de otra persona lo que advertimos tus lectores en tus escritos:

arte, autenticidad, sensible y sentiente inteligencia que comunica y pregunta, que comparte lo que somos, tan pequeños y tan grandes, tan frágiles, tan feos y tan imprescindibles.

Un abrazote.

Víktor

P.D.: vale, vale, lo de feo va por mi que Ana y tú tenéis tipasso.

hombrepez dijo...

Ya el título del libro es un poema.

Saludos.