domingo, 7 de diciembre de 2008

LA CIUDAD SIN MAR (2)


EN LOS DESIERTOS

Veo tu cuerpo moverse entre la multitud. En unos grandes almacenes, esquivas con habilidad maniquíes inexpresivos, mientras miras precios acabados en nueve en las mangas de sus chaquetas. Por fin, te detienes frente a un montón de ropa importada de algún país remoto y metes tus manos en él como si buscaras el secreto de la vida. Y te pareces a esa niña saharaui que hoy he visto en el periódico, intentando sacar, con una lata de aceite y una cuerda, agua de un agujero.

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