viernes, 1 de octubre de 2010

RAROS




Como el protagonista de la película "La invasión de los ladrones de cuerpos", magnifico film de culto y serie B, me siento -cada vez más- rodeado de gente extraña, lo que se dice rara (en el mal sentido de la palabra). Soy el tipo que en la película camina por su ciudad percibiendo a su alrededor extraterrestres egoístas y no precisamente adorables. Quizá sea yo el extraño, el diferente, lo que no quita para que cada vez me sienta más solo y confíe menos en seres -casuales y no tan casuales- con los que me manejo a diario. Sea yo el que se aleja de mis semejantes, o a la inversa, lo cierto es que creo que estamos llegando a un extremo donde los seres normales son las excepciones, los raritos. Por cierto, he escrito un cuento al respecto. Es mi manera de convertir lo negativo en positivo. Aquí un poema de Vicente Aleixandre sobre el tema de lo raro.

EL NIÑO RARO

Aquel niño tenía extrañas manías.
Siempre jugábamos a que él era un general
que fusilaba a todos sus prisioneros.

Recuerdo aquella vez que me echó al estanque
porque jugábamos a que yo era un pez colorado.

Qué viva fantasía la de sus juegos.
Él era el lobo, el padre que pega, el león, el hombre del largo cuchillo.

Inventó el juego de los tranvías,
y yo era el niño a quien pasaban por encima las ruedas.

Mucho tiempo después supimos que, detrás de unas tapias lejanas,
miraba a todos con ojos extraños.

Vicente Aleixandre

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