lunes, 29 de noviembre de 2010

miércoles, 24 de noviembre de 2010

FLORES RARAS



FLORES RARAS


No tienen aroma los cuerpos que se aman cuando son puro presente.
Nunca lo poseen al abrazarse o apretar sus labios en un beso.
Tienen luz, tienen vida, incluso un olor concreto y determinado,
pero no ese aroma que llega cuando uno recuerda al otro,
unos segundos después de amarse o a años luz del último encuentro.

Un perfume que no se percibe por el sentido del olfato,
compuesto de esencias pero también de tactos, sonidos e imágenes,
que se destilan una o cien veces en el alambique del pensamiento
y cuyo vapor, suave o profundo, dulce o con giros amargos,
somos todos en el equipaje del amante o amor que nos piensa.
Un soplo imposible de atrapar y meter en un pequeño frasco,
que como el color de un buen vino que alguien contempla al trasluz,
se aprecia con la distancia que otorgan las cosas que han sido.

Así sucede que hoy, abrazados, desnudos e invencibles bajo las sábanas,
estamos repletos de luz y de vida, pero no tenemos ni una nube de aroma.

Yo sé con certeza que después, cuando los gestos de amor se terminen
y cualquiera de los dos los reviva -una o cien veces en la memoria-,
nuestros cuerpos, enlazados en este abrazo sin perfume,
olerán como sólo lo hacen las flores que se recuerdan.

Cabos sueltos (versión 2010)

viernes, 5 de noviembre de 2010

CHAPEAU!


Aquí reproduzco la carta que el recién nombrado Premio Nacional de artes Plásticas, Santiago Sierra, ha remitido a la Ministra de Cultura rechazando el premio. La misiva se explica por sí misma y me hace honrar a este artista cuyo trabajo conocía por referencias, pero que me parece un ciudadano con un valor que muchos deberíamos imitar para, cada uno desde su ámbito y en la medida de lo posible, rebelarnos contra la situación borreguil en la que nos encontramos.


Madrid, Brumaire 2010


Estimada señora González-Sinde,


Agradezco mucho a los profesionales del arte que me recordasen y evaluasen en el modo en que lo han hecho. No obstante, y según mi opinión, los premios se conceden a quien ha realizado un servicio, como por ejemplo a un empleado del mes.

Es mi deseo manifestar en este momento que el arte me ha otorgado una libertad a la que no estoy dispuesto a renunciar. Consecuentemente, mi sentido común me obliga a rechazar este premio. Este premio instrumentaliza en beneficio del estado el prestigio del premiado. Un estado que pide a gritos legitimación ante un desacato sobre el mandato de trabajar por el bien común sin importar qué partido ocupe el puesto. Un estado que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un estado empeñado en el desmontaje del estado de bienestar en beneficio de una minoría internacional y local.

El estado no somos todos. El estado son ustedes y sus amigos. Por lo tanto, no me cuenten entre ellos, pues yo soy un artista serio. No señores, No, Global Tour.


¡Salud y libertad!

INMACULATE FOOLS

sábado, 30 de octubre de 2010

OJOS



-Señorita, quiero que me tome declaración -dijo.

-¿Una denuncia? -le pregunté.

-Llamémoslo así.

Manipulando el ratón del ordenador, moví el cursor por la pantalla y entré en el programa correspondiente. Sentado frente a mí, el tipo me clavaba sus dardos color cielo con un leve aire burlón. Le aguanté un momento la mirada y pronto supe que no me había reconocido. Comprendí que miraría del mismo modo a cualquiera que estuviera en mi lugar. Seguía siendo guapo, más viejo y más canoso, pero todavía guapo. A lo largo de los años, a modo de pasatiempo, había encontrado utilidad a aquellos ojos azules que se prendieron a mi memoria y que, de vez en cuando, brillaban como baratijas. En momentos de tedio o espera, jugaba a imaginar qué hubiera pasado si en esa fiesta del instituto él se hubiera fijado en mí. Cómo habría cambiado mi vida de haberme pedido el número de teléfono o invitado aquella tarde a tomar un café. ¿Nos habríamos enamorado o sólo seríamos amigos? ¿Tendríamos hijos de iris azules, o todo hubiera acabado a la primera cita?

-Usted dirá -le dije al fin, rendida de nuevo a sus ojos.

-He golpeado a mi mujer, señorita, y creo que la he matado.

Nerviosa tomé el teléfono y llamé al inspector de guardia.

-Era una hija de puta -se justificó-. Una verdadera hija de la gran puta.

FEOS (Editoial Denes, 2009)

lunes, 25 de octubre de 2010

LA CARTA


He llegado a Finisterre para olvidar el tiempo de las preguntas,
ése en el que hubiera indagado sobre las mareas,
sobre el particular azul de estas aguas,
y sólo aspiro a ser atravesado por una galerna sin nombre
que suene al rozar a su paso el borde de mis costillas.
Puede que alguno de estos días me asome al vértigo de un acantilado
y, como un científico o un turista, curiosee en sus profundidades,
pero hoy soy un ignorante en las rocas al que no importa el porqué del aire;
una especie de niño a la inversa, más cerca del fin que del principio.

En el punto más occidental de Europa he armado de corazón mi cerebro
y me convierto en un umbral que separa lo incomprensible de dos océanos:
a un lado el intenso Atlántico, al otro el mar que me conforma,
y juro que no daré ni un paso para entender sus tempestades.
Sólo quiero escuchar el simple rugido del agua al romperse
y contar a quien me pregunte que, a pesar del abrigo que llevo,
escucho su idioma desnudo, envuelto en la niebla y la lluvia.
Ya no es momento de preguntas, he cruzado un meridiano;
alcancé el fin de la tierra y un continente queda a mi espalda.
La luz pasa a través de mí, ahora, como por el ojo de una aguja.

Y, a medida que avanza esta línea que leerás dentro de unos días,
pienso que la felicidad es una mujer que recoge conchas en la playa,
fascinada por colores y formas para los que no busca motivos.


Cabos sueltos (versión 2010)

miércoles, 13 de octubre de 2010