A partir de hoy se inaugura una sección de canciones moñas. ¿Qué es una canción moña? Es una de esas canciones que no pasarán a la historia de la música, pero que por razones nostálgicas, personales, o porque nos transportan a una época y un tiempo que se echa de menos, nos gusta. Sí. Una canción moña es una de esas que nos da vergüenza reconocer que forma parte de la banda sonora de nuesta vida. Una de esas músicas que, sacadas a colación en un corrillo de seguidores de Bob Dylan, Rolling Stones o cualquier otro músico sagrado, nos haría correr el riesgo de ser tiroteados. ¿Quién se atrevería a decir en medio de una conversación donde el experto de turno hace referencia al riff de guitarra (cosa que no sé qué es) que hizo Jimmy Hendryx en su actuación de Woodstock en 1969, justo en el minuto 65 con 20 segundos, que a él le gustaba Miguel Bosé cantando Don diablo? Sí. Las canciones moñas son necesarias. Aunque sólo sea para diferenciar por contraste las que no lo son. Todos amamos algunas canciones de ese estilo, como todos, aunque lo neguemos, adorábamos a Karate Kid. Dar cera, pulir cera. Dar cera, pulir cera. Yo inauguro esta sección con la canción What,s in a kiss de Gilbert O,Sullivan. Cómo me gustaba esta canción. Y lo digo bien fuerte. Me retrotrae a mis primero noviazgos, a un tiempo de dulce empanamiento mental. Se aceptan sugerencias. Todo aquel que tenga una canción moña y quiera verla en el blog no tiene mas que decírmelo, contando las razones de esa devoción. Que le recuerda a una antigua novia o novio, a su primer polvo en el coche.., qué se yo. Con paciencia, todas tendrán su correspondiente entrada en el blog.
1 comentario:
Interesante propuesta, Rafa. Hace poco tambien en Woody Jagger estuvimos debatiendo sobre un apartado dedicado al frikismo (o moñismo). Al final se dejó en suspenso para el futuro y estudiarlo con mas detenimiento.
Hago mi primera sugerencia: El Jardin Prohibido de Sandro Giacobbe. Resultaba alentador escuchar un tema con tamaño grado de sinceridad e hipocresía combinada. Era como una excusa para poner cuernos y no tener a posteriori quebraderos de cabeza. En la totalidad de bodas de mi grupo de amigos, cuando las copas entonaban la situación, era imprescindible que sonara, cual si fuera un himno, y la bailabamos todos los amigos abrazados, quizás como preludio de una etapa festivalera y de nocturnidad que tocaba a su fin. Un abrazo.
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