El escritor y amigo de Elche, Jesús Zomeño, es aficionado a coleccionar objetos militares, fotos, insignias, etc, de la 1ª Guerra Mundal. Hace un año, aproximadamente, nos envió a los amigos esta foto de un soldado belga, del que sólo se sabía que se llamaba Crombez y que murió en el bosque de Hout Hulst en 1918. Debíamos escribir un breve texto, imaginando cuáles fueron sus últimas palabras. Con todos los poemas y relatos, él editaría un pequeño librito en una de esas bellas ediciones artesanales que hace. El libro, en efecto, se publicó, pero mi texto -para no faltar a la costumbre- no llegó a tiempo. Ahora, aquel poema en prosa que escribí para la ocasión es uno de los textos que forman parte de mi poemario "El sitio justo"(Palabra Ibérica, 2008). Aquí os muestro la foto de aquel soldado y el poema en castellano, así como su traducción al portugués hecha por el poeta Tiago Nené.
DAGUERREÓTIPO
O soldado Crombez olha a objectiva da câmara com rigidez. Desconhece o que tomará ao pequeno-almoço essa manhã, paraque trincheira na frente de batalha será enviado e que dois diasdepois morrerá numa emboscada ao bosque de Hout Hulst. Evidentemente o soldado belga não sabe que é a sua última fotografia. Muito menos que décadas depois será vendida num leilão a este homem que a contempla sem saber com que frase deve continuar o texto que escrevia e que aqui deixou. Que não sabe, como não saberás tu, que colocas os teus olhos no papel, o que sem dúvida acontecerá ao sair das curvas desta palavra. Não sei onde te levará isto se é que te conduz a algum lugar, mas talvez o que seja importante dizer é que todos somos o soldado Crombez. A todos nos espreita o bosque e um último pequenoalmoço.É o que sabemos. A única coisa. Assim que sorrimos para a câmara.
DAGUERROTIPO
El soldado Crombez mira al objetivo de la cámara con rigidez. Desconoce qué desayunará esa mañana, a qué trinchera en el frente será enviado y que dos días después morirá en una emboscada en el bosque de Hout Hulst. Por supuesto, el soldado belga no sabe que es su última fotografía. Mucho menos que décadas después será vendida en una subasta a este hombre que la contempla sin saber con qué frase seguirá el texto que escribía y que ha dejado justo aquí. Que no sabe, como no sabrás tú, mirada que se posa en el papel, qué sucederá a ciencia cierta al salir de las curvas de esta palabra. No sé adónde te llevará esto que lees si es que conduce a algún lugar, pero tal vez lo que trate de decir sea que todos somos el soldado Crombez. A todos nos acecha el bosque y un último desayuno. Eso es lo que sabemos. Lo único. Así que sonriamos a la cámara.
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