Podría decir que estas dos chicas que aparecen conmigo en la foto son dos jóvenes que recogí de pequeñas. Podría añadir que una vendía cds falsificados de Camela en un semáforo y la otra pañuelos de papel usados, lo que aún es más grave. Podría matizar que las dos, después de orientar sus vidas, se reinsertaron a la sociedad, y hoy tienen amigos y familias respetables. Pero os mentiría. Más bien me recogieron ellas a mí cuando mi vida se tambaleaba en una biblioteca innombrable, donde vivía rodeado de chupatintas. Ellas son mis entrañables amigas Sonia y Carmen. Las mismas que aparecen, para quien no lo sepa y tenga el libro, en la dedicatoria inicial de mi poemario “Cromos”. LaS conocí en el trabajo y, aunque parezca mentira, somos amigos, lo que tiene doble mérito, teniendo en cuenta lo incompatible que resultan casi siempre las palabras trabajo y amistad. Aquí aparecemos en la Cafetería del la Ciudad de las Ciencias, después de que Carmen me arrancase la promesa de que las invitaría a comer cuando gane mi próximo premio literario. Yo le dije que sí. Pero ella no cayó en la cuenta de que soy escritor y, por tanto, muy mentiroso.
1 comentario:
La verdad Rafa, es que ahora te aprecio mucho más por aquello de "mira con quien te juntas y te diré quien eres" y, entiendo que al inspirante en tus dos amigas el libro te haya quedado redondo.
Gracias.
;)
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